από εδώ
Τα ποδήλατα της ζωής μου
Ομολογώ, ότι είχα πολλά.
Παρόλο, που κανένα δεν ήταν τόσο σπέσιαλ όσο το πρώτο.

Μετά ήρθε ένα γαμάτο mountain bike με ταχύτητες, που έδεσε με το πιο περιπετειώδες
κομμάτι μου. Υπήρχαν κι άλλα. Η κούρσα, που μετάλλαξε τα νωχελικά κυριακάτικα
πρωινά και κουβάλησε τα τελευταία ξεσπάσματα της νιότης μου, οδηγώντας με στην
κατάκτηση του ίδιου μου του εαυτού, μέσα από παράπλευρα δρομάκια.
Όλα ήταν τέλεια και όλα
τα κρατάω στην μνήμη μου, ενώ ποδηλατώ σε τούτο, που αγκυρωμένο στην μέση της σάλας,
προσθέτει νοσταλγίες και αφαιρεί θερμίδες.
Confieso que hubo muchas. Aunque ninguna tan especial como la primera.
Apareció junto a mis zapatos un seis de enero de un año en el que -por fin-
los reyes recibieron mi carta. Fue un flechazo. Supe que ella me conduciría por
aquellos caminos que nunca habría afrontado solo y no me defraudó. Además era
paciente. Expuesta a los rigores del verano o al hielo de diciembre, esperaba a
que terminasen mis partidos de fútbol o mis interminables cazas de ranas y
soportaba con estoicismo mis embates subiendo pendientes o atravesando
barrizales. Pero el tiempo avanzó y ella no supo adaptarse a los cambios que
provocó en mí. Una patina de soledad la hizo invisible colgada en un rincón al
fondo del garaje.
Después llegó una flamante mountain bike con velocidades que conectó con mi
parte más aventurera. Hubo más. La de carrera, que transformó las abúlicas
mañanas dominicales y soportó los últimos coletazos de mi juventud
conduciéndome a la conquista de mí mismo, por carreteras secundarias.
Todas fueron especiales y todas guardo en mi memoria mientras pedaleo en
esta que, varada en medio de la sala, suma nostalgia y resta calorías.